miércoles, 31 de diciembre de 2008

De mis Festividades Favoritas: Nochevieja y Año Nuevo.

Inexorable. La palabra perfecta para definir el Tiempo. Porque el tiempo pasa, escurriéndose de nuestros dedos con envidiable tesón e increíble rapidez. A cada instante mueren miles de nuestras células, cientos de neuronas son destruidas para siempre, la vida fluye dentro de nosotros y a nuestro alrededor, al compás de un tiempo que transita entre un instante y otro, y entre ese y el siguiente; y así sucesivamente, eternamente, bordeando el infinito.
El Reloj, ese rústico mecanismo que utilizamos en el intento banal de objetivar el tiempo, fusila nuestros minutos sin que nos demos cuenta, hasta que un día te levantas a las puertas de un nuevo año y una inevitable sensación de pérdida se apodera de ti.
Se acaba el 2008 y a pesar de no haber sido uno de los mejores no puedo alegrarme porque termine. Instintivamente sé que junto con el año se acabarán muchas de las cosas que han venido con él y eso es así, y es inevitable, porque todo tiene un principio y un fin.
Pero queda un pequeño rayo de esperanza en el horizonte, un nuevo año empieza a perfilarse, tímido, sensible, acercándose en la madrugada, de puntillas, como un amante misterioso que esconde nuevas sensaciones y experiencias, cuya intención es seducirnos con la incertidumbre de no saber que sorpresas nos traerá.
Pero hay algo que sí sabemos y es precisamente lo que lo hace tan irresistible, pues entre sus dedos de prestidigitador nos deja intuir un nuevo comienzo, una oportunidad. Oportunidad para vivir, para aprovechar los momentos, para abrir los ojos y pisar con nuestros propios pies, para mirar hacia adelante y decidir que este año que empieza va a ser el principio de nuestra propia vida.
Porque a veces necesitamos otra oportunidad. A veces, una chica, necesita un nuevo día.


¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!

miércoles, 24 de diciembre de 2008

De mis Festividades Favoritas: Navidad

La Navidad es mi festividad predilecta por excelencia. Me encanta. Y la vivo con la alegría y los ojos de una niña que todavía se asombra con los prodigios que le trae la Nochebuena.
La navidad es hermosa y emocionante, llena de brillantes facetas y cálidos momentos, de pequeños tesoros que esperan con paciencia ser abiertos por los niños que todos seguimos siendo.
Es una época especial que nos permite compartir, sentir y emocionarnos. Momentos que robamos al destino para poder sentarnos con la familia, descubrir de nuevo las viejas sonrisas de los que amamos y ser conscientes de lo inmensamente afortunados que somos por poder hacerlo.
Para mí esta época es tantas cosas....adoro las luces en las calles y los escaparates, los adornos y el espumillón que decora mi casa, los villancicos de la infancia que me traen muchísimos recuerdos y los puestecillos navideños por los que es un placer pasear. Me gusta escoger regalos y envolverlos con papeles brillantes, esperando con ilusión la sonrisa de aquel que lo recibirá. No cambiaría por nada del mundo esos momentos especiales en los que hago rosquillas con mi Abuela Querida (yo la llamo así) o las risas de los míos en la sobremesa de la comida familiar. El poder desear un ¡Felices Fiestas! a los que te cruzas y hacerlo de corazón, porque deseas de verdad que sean felices, que se emocionen, que nada malo les suceda y que se sientan amados y queridos aunque sea sólo un instante.
La navidad en realidad es ese instante, una chispita de alegría que nos calienta el corazón, una extraña magia que nos envuelve y nos vuelve más emocionales, más humanos. Porque sí, hay Magia en la navidad, pero sólo la intuyen los que saben mirar, aquellos que se ilusionan y la disfrutan porque saben que algunos instantes no volverán.
A muchos no les gustan estas fiestas, han perdido la capacidad para sacar afuera ese niño ilusionado que soñaba con renos, caramelos y regalos y que llevaron dentro. Puede que hayan perdido a un ser querido, puede que les traiga recuerdos amargos de tiempos pasados, de lo que fueron y que ya no son; ya no está. Pero es un error mezclar nuestro dolor con algo tan bello como la navidad, porque nada ni nadie nos devolverá lo que hemos perdido.
Yo perdí a alguien muy querido y cercano en estas fechas, alguien que no volverá gracias a la irrevocabilidad que conlleva la muerte. Puedo llorar por ello, puedo derramar todas las lágrimas del mundo creando océanos de tristeza en los recovecos de mi alma, puedo sentirme terriblemente desgraciada, pequeña y sola al contemplar su silla vacía en navidad pero también puedo sonreír por haberlo tenido en mi vida, llevar el recuerdo feliz de su presencia en el corazón y comprender que estamos aquí sólo por un instante, que algunos vienen y otros se van, que la vida sigue y que la oscuridad dará paso a un nuevo día.
La Navidad es, pues, un buen momento para recordar que la luz nos sigue iluminando, y que el verdadero milagro navideño es que nuestro corazón aún puede vibrar con la promesa de que mañana seguiremos aquí.



Os deseo de Corazón

¡¡FELICES FIESTAS A TODOS!!!

domingo, 21 de diciembre de 2008

De las Incongruencias

En nuestras relaciones con los demás tendemos a hacer dos valoraciones primordiales y simultáneas: una general en la que establecemos quién es esa persona, qué es, que relevancia tiene para nosotros y que podemos esperar de ella. Paralelamente hacemos un análisis menor, en detalle, de lo que piensa, dice, actúa y siente.
Así pues, la valoración general, la idea que tenemos del otro, se irá modificando y estructurándose paulatinamente gracias a este segundo análisis, minucioso y en ocasiones inconsciente. A medida que avanzamos en la relación añadimos algunos datos, borramos otros, incrementamos la información, evolucionando y revolucionando sin descanso. En fin, encajando piezas.
Pero, ¿qué pasa cuando encontramos incongruencias? ¿Qué pasa cuando la actuación del otro, o incluso el discurso, presenta facetas inexplicables? ¿Qué ocurre cuando hay algunas piezas del puzzle que no encajan? ¿Qué hacemos cuando lo inexplicable es precisamente eso, inexplicable?
Porque, ¿cómo abordar lo que es una intuición, un dato descolocado, un vacío en la información que el otro nos proporciona, una brecha en nuestra comprensión?
¿Somos nosotros los que hemos hecho una mala inferencia de la situación, un razonamiento equivocado que nos ha llevado inevitablemente a la incongruencia o es el otro el que ha ocultado información o ha engañado nuestros sentidos?
Nos encontramos ante un dilema que acabará previsiblemente en una mala conclusión: o somos nosotros los equivocados o nos han engañado. En este último caso, además, deberemos tener en cuenta que en realidad ni la mentira es relevante ni el hecho grandilocuente y que tendemos a dramatizar de que nos mientan es trascendental, sino que lo que verdaderamente es significativo es el motivo de la mentira.
Se rompen, en cualquier caso, los diques de la confianza, de la amistad, del amor. Se cierran las compuertas de la sociabilidad, se prepara la artillería y con las defensas alzadas y el corazón en un puño nos sentamos a pensar una estrategia. Los más valientes se acorazan pertrechados tras el muro de la distancia, a caballo entre la desconfianza y la voluntad de recobrar lo perdido. Los cobardes abandonan.
Yo me niego a abandonar, a dejar el puzzle inacabado. Me niego a conformarme con no entender, a vivir en la ignorancia, porque toda incongruencia tiene un trasfondo, toda mentira un motivo, una historia, y ese hecho forma parte también de la otra persona. Una pieza más del rompecabezas que podemos incluir en la imagen que tenemos del otro y que nos impulsa a resolver el enigma, aunque esto nos lleve a derramar las lágrimas más amargas que existen: las de la traición.

viernes, 19 de diciembre de 2008

De "Songs of my Musical Universe":


KATIE MELUA - "Crawling up a Hill"


Every morning (a)bout half past eight,
My Mummer wakes me says,
"Don't be late",
Get to the office, tryin' to concentrate,
My life is just a slow train crawling up a hill.

So I stop one day to figure it out,
I'll quit my job without a shadow of a doubt,
To sing the blues that I know about,
My life is just a slow train crawling up a hill.

Minute after minute,
Second after second,
Hour after hour goes by,
Working for a rich girl,
Staying just a poor girl,
Never stop to wonder why.

So here I am in London town,
A better scene Iüm gonna be around,
The kind of music that won't bring me down,
My life is just a slow train crawling up a hill.

Every morning (a)bout half past eight,
My Mummer wakes me says, "Don't be late",
I get to the office, tryin' to concentrate,
My life is like a slow train crawling up a hill.

So I stop one day to figure it out,
I'll quit my job without a shadow of a doubt,
To sing the blues that I know about,
My life is just a slow train crawling up a hill.

Minute after minute,
Second after second,
Hour after hour goes by,
Working for a rich girl,
Staying just a poor girl,
Never stop to wonder why.

So here I am in London town,
A better scene I'm gonna be around,
The kind of music that won't bring me down,
Life is just a slow train.

So here I am in London town,
A better scene I'm gonna be around,
The kind of music that won't bring me down,
My life is just a slow train crawling up a hill

martes, 2 de diciembre de 2008

Del Amor y otros Demonios (I)

"Ay, Amor, perjuro falso traidor.
Enemigo de todo lo que no es mal;
desleal, al que tiene ley contigo,
falso amigo, al que te das por mayor;
Ay, Amor, perjuro, falso, traidor"

Si hay mil formas de amar, ¿por qué englobamos con un solo nombre los distintos tipos de amor? ¿Por qué sólo tenemos una palabra para un sentimiento tan complejo? Cierto que en nuestro vocabulario también encontramos el aprecio, el cariño, la pasión...incluso en otro orden (aunque no tan lejano) la lujuria y el deseo. Aun así son sólo vocablos para determinar la intensidad del sentimiento amatorio de manera muy rústica e indefinida, en cambio no tenemos palabras que determinen o especifiquen el tipo de carga emocional de la que se compone el Amor.
Si tenemos en cuenta que, por ejemplo, existen muchas más palabras para definir la tristeza (melancolía, aflicción, pesadumbre, nostalgia, pena, desconsuelo, amargura, etc.) poniendo a nuestra disposición un amplio abanico de expresiones que no solo mudan en intensidad sino en matices intrínsecos para ajustarse en lo posible a nuestro sentir, ¿significa esto que el ser humano conoce mejor este sentimiento?¿necesita más palabras para lidiar con la tristeza o tenemos tendencia a mitificar el amor, a quedarnos sin palabras (porque no las hay, porque no queremos que las haya) para definir lo que sentimos cuando el corazón y el pensamiento se nos llenan de otra persona?
Una vez que el cariño va un poco más allá lo convertimos automáticamente en Amor. Pim Pam. No nos paramos a pensar en la magnitud de lo que sentimos que se traducirá posteriormente en la duración, la relevancia y la veracidad de los sentimientos. No, no nos paramos a pensarlo.
Así un día nos levantamos y nos preguntamos "¿Qué es esto que siento?...es algo singular...un cariño especial...¿qué es?". Entonces buscamos en los procesos habituales de nuestra mente, no muy versada en estas lides porque ella está ahí para pensar sobre tangibilidades no sobre ilusiones perentorias que no figuran en su base de datos, así que nos dirigimos al corazón al que no conocemos de nada (no es un gran conversador) pero que nos palpita como un pajarito y canta la única canción que conoce, pues no tiene cerebro. Y llegamos a una conclusión..."Será Amor, entonces." Pues será. Y nos vamos tan contentos como un niño con zapatos nuevos...
Quizá sea mejor así, quizás la supervivencia del ser humano requiera que no tengamos demasiada visión al respecto, que nos enamoremos del Amor con mayúsculas, de la idea, de la palabra mágica que invoca remotas maravillas por descubrir, sensaciones de cuento y promesas de éxtasis. Ilusiones que se hacen realidad y sacan fuerzas de flaqueza, pasiones y esperanzas destiladas en un solo concepto que nos suena tan y tan bien...
Sí, quizás si pudiéramos baremar el Amor, si pudiéramos identificarlo con más precisión, anotando todas las variaciones, diferenciando las aristas; si pudiéramos calibrar las repercusiones, los niveles, midiendo los grados con la precisión de un tubo de ensayo e incluso infiriendo la categoría amorosa en la que nos circunscribe el ser amado posiblemente nos sentiríamos muy solos. Será mejor entonces vivir en la inopia, conviviendo con esta homogeneidad lingüística autoinducida con el fin de asegurarnos que el objeto de nuestros deseos sentirá (o dirá sentir) lo mismo que nosotros. Será Amor. Pues será.

martes, 18 de noviembre de 2008

De un Cuento antes de Dormir: La Torre.

Miró al cielo y no vio nada más que estrellas. Colocó sus pies desnudos en el alféizar y se abrazó las rodillas, necesitaba pensar en un lugar más allá de las estrellas, más allá del sol y del mundo que la rodeaba. ¿Podría llegar a las nubes antes de que vinieran a buscarla? ¿Tendría tiempo de viajar, aunque fuera con su imaginación, a aquel punto de luz en el firmamento antes de que se abriera la puerta del torreón y sus siniestros guardianes la condujeran ante la multitud?
Miró hacia abajo y vio el cadalso por el que la harían desfilar preparado para que la guillotina acariciara su cabeza. Los primeros lugareños empezaban ya a reunirse en la plaza, esperando el cruel espectáculo que tendría lugar al despuntar el alba.
Los observó con pena, pensando en lo vacías y sin sentido que debían ser sus vidas si una ejecución tan brutal como aquella era lo único que animaba sus corazones. Sintió repulsión ante aquella turba, asqueada ante la bajeza del género humano que enaltecía actos de aquel tipo, convirtiendo lo que era ignominioso en un acontecimiento grotesco y risible.
Quedaban minutos, quizá segundos, para que ella dejara de existir y la muchedumbre celebrara su muerte, pero nada de todo eso le importaba ya. Contempló los grilletes que atenazaban sus tobillos y sus muñecas, encadenándola como un animal y aun así no sintió nada. Ellos no lo sabían pero allí, encarcelada en una torre con la sola compañía del sol y las estrellas, estaba muerta ya en vida. Qué le importaba ya su destino si su corazón había dejado de latir justo en el instante en que él había huido sin ella, poniéndose a salvo amparado en la oscuridad de la noche, sin importarle que con su marcha la estuviera condenando, firmando su sentencia de muerte. Incluso notó el tris del corazón que se rompe cuando vio su carta, su último mensaje desde un lugar seguro donde ella no podría llegar jamás.
Cuando vinieron a buscarla no opuso resistencia, se limitó a levantarse con suavidad con la mirada vacía y extendiendo los brazos hacia sus captores les dijo: "No se preocupen, estoy lista".
Fue conducida a aquella torre con vistas al universo donde fue confinada tres largos meses. Tres meses en los que había releído mil dolorosas veces en su mente aquella amarga carta, absorbiendo la frialdad que destilaba, tragándose la bilis de la traición y rememorando todos aquellos recuerdos que ahora sabía eran mentiras.
¡Ah, ignorantes! No podían sospechar que lo que ellos creían era su justo castigo para ella sería la salvación. Cuando cayera la temible hoja podría encontrar la paz que tanto anhelaba y liberarse de aquella amargura que la invadía en oleadas.
Suspiró cuando oyó los goznes de la puerta chirriar y los pasos de los guardias acercándose, y dócilmente se dejó conducir a la plaza. Los gritos de los franceses pidiendo su cabeza eran ensordecedores. La muchedumbre la insultaba al pasar al compás de los tambores, gritaban y reían exaltados, llevados por el paroxismo de la catarsis. Fue colocada en el centro de aquel patíbulo para que el pueblo la viera, para que saciaran sus ansias de venganza encarnadas en la figura de aquella mujer. Ella miró al gentío sin miedo, con serenidad, con aquellos ojos límpidos que habían seducido a reyes de otras épocas y sonrió.
Se leyó la sentencia donde se le acusaba de crímenes que no había cometido, de traiciones de las que no sabía nada y de actos impúdicos de los que ni siquiera había oído hablar, pero no perdió la sonrisa y su mirada fue más allá de la multitud, hacia el sol que despuntaba en el horizonte. Su último amanecer.
Le quitaron los grilletes y la colocaron de rodillas frente a la guillotina, sujetando su cabeza y sus muñecas con el travesaño. Miró el cesto en el que pronto descansaría su cabeza y al verdugo al que, mientras sujetaba la cuerda que mantenía la cuchilla en alto, le temblaban las manos.
Los tambores que resonaban en la plaza cesaron y justo antes de que la hoja de la guillotina silbara cortando el aire y su cabeza, ella le gritó al verdugo: "¡No falles!".

lunes, 10 de noviembre de 2008

De la Vida Misma (II). La Realidad (...a través del Espejo).

"Si nos resistimos demasiado tiempo a ver lo obvio, corremos el riesgo de no recuperarnos nunca cuando lo evidente se estrelle de improviso contra nuestra cara, haciendo añicos toda posibilidad de mantener nuestra dignidad y nuestra postura (o impostura...¿quién lo sabe? quizás...tú)."

A veces vemos la vida a través de un espejo donde lo que ocurre al otro lado es una copia de lo que deseamos, un calco de nuestros sueños donde todo tiene cierto orden y control y está sujeto a las cuerdas de nuestra voluntad; pero suele ocurrir, puesto que la realidad es impredecible e inflexible con los que quieren escapar de ella, que algún personaje de ese mundo perfecto se descontrole, y actuando con voluntad propia se acerque a nosotros con sigilo para susurrarnos con malicia que la realidad no se encuentra en ese lado, que sólo soñamos, que nuestros sueños no se han hecho realidad porque son sólo castillos en el aire. Y en ese momento, rotos ya los hilos que nos unen a nuestros deseos solo nos quedará mirar la escena desconcertados, estupefactos ante el giro de la situación, pues a partir de ese instante ya nada funcionará bajo nuestras normas ni seguirá las instrucciones de nuestro sentir, desmoronándose bajo nuestros pies a velocidad vertiginosa como fichas de dominó cayendo en espiral.
Se rompe entonces el cristal y nos damos cuenta de que jugando a imaginar nuevos mundos, nuevas realidades al otro lado del espejo, podemos acabar perdiendo, incluso, nuestro propio reflejo.

jueves, 6 de noviembre de 2008

De los Libros de Autoayuda.

Hoy en día la producción de libros catalogados como de autoayuda es impresionante, hay miles de ellos y de los más diversos temas y en cambio, a pesar de la ingente cantidad de material escrito, no tienen nada de novedoso. Todos estos libros de autoayuda repiten hasta la saciedad las cuatro frases manidas que, de pura lógica, pueden llegar a considerarse como fascinantes por su simplicidad y accesibilidad. Pero, en realidad, ¿ayudan los libros de autoayuda?.
Teniendo en cuenta que estos libros están escritos para un público universal, cómo se supone que van a ayudarle a uno, a un individuo en particular. El autor no nos conoce, no sabe en profundidad de qué adolecemos, no conoce la gravedad o particularidad de nuestro problema ni sabe nada de nuestra idiosincrasia, entonces...¿cómo presupone que nos será válida una solución general? ¿cómo puede llamar remedio a un método que en realidad no está adaptado al problema en cuestión puesto que lo desconoce en toda su extensión?; ¿Nos tenemos que conformar con esa solución general como si todos fuéramos ovejas idénticas, previsibles hasta el aburrimiento, robots del comportamiento?
Aceptando esta clase de textos estamos aceptando que somos como los demás y para más inri absurdamente idénticos a los otros, una masa indivisible etiquetada bajo un mismo cliché, partículas extraviadas de un mismo átomo. Y lo que es peor, que nuestro comportamiento al ser predecible, rígido y previsible no responde a nuestra voluntad individual en primer término sino a nuestra conciencia común y social, amén de que la moldeación de nuestra conducta es a la par terriblemente sencilla puesto que no nos pertenece libremente.
Dar por hecho que las variables que nos rigen son las mismas para todos implica que controlar al ser humano requiere, por lo tanto, el mismo esfuerzo que cortar mantequilla con un cuchillo, sólo hay que aprender a calentarlo.
Si valoramos nuestra individualidad, nuestro derecho (merecido o no) a ser ejemplares únicos producto de la variabilidad genética, con diferencias suficientes para distinguirnos del resto, no deberíamos aceptar como buenos dictámenes generales que intentan forzar nuestra conducta hacia un ideal utópico, general, costumbrista y discriminatorio.
Nos pasamos media vida intentando deshacernos de las cadenas esclavizantes de los demás para poder realizarnos como individuos intentando estructurar un criterio propio de pensamiento y conducta, entonces, ¿por qué aceptamos como válidos textos que nos dan una pauta de comportamiento que ni siquiera ha sido diseñada para nosotros?.

¡¡¡¿Qué diablos saben los libros de autoayuda sobre nosotros?!!!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

De cine: "El Reino Prohibido"

Jackie Chan y Jet Li se unen por primera vez para protagonizar este film sobre la leyenda china del Rey Mono y su vara mágica. Un monje y un inmortal deberán ayudar a un adolecente, transportado de la época actual a una china medieval de leyenda, a devolver el bastón mágico perteneciente al Rey Mono y que le fue arrebatado por el Señor de la guerra. Para llevar a cabo su objetivo y enfrentándose con las hordas del Señor de Jade se les une Gorrión Dorado, una guerrera a la que le fue arrebatada toda su familia y que clama venganza contra The WardLord, pero antes deberá defenderse de los constantes ataques de la Asesina del Pelo Blanco, mercenaria a las órdenes del malvado Señor y a la que éste promete la inmortalidad a cambio de la vara mágica del Rey Mono.

A Título Personal: Imaginad Tigre y Dragón protagonizado por Jackie Chan, añadidle cierto regusto adolescente de Karate Kid y os dará como resultado El Reino Prohibido. A pesar de su falta de originalidad es una película entretenida, con paisajes increíblemente bellos (fantástico el bosque de bambú, por ejemplo) que nos teletransportan a una china de leyenda que apetece descubrir, y escenas de batallas y artes marciales bien coreografiadas (menciones especiales a la pelea en la casa de té china y a la confrontación con la Asesina).
Lo Peor del Film: Previsible, muy previsible.
Lo Mejor del Film: La fotografía, de gran belleza visual, paisajes de cuento muy cuidados, serenos y hermosos.
A Destacar: El personaje de la Asesina del Pelo Blanco con el largo cabello enroscándose como un látigo aporta dinamismo a la acción.
Te Gustará si: Te gustó Tigre y Dragón y la ves sin demasiadas expectativas.
No Hay que Olvidar que: La intención de la película es plasmar una leyenda, un cuento chino (y nunca mejor dicho).



sábado, 1 de noviembre de 2008

De mis Festividades Favoritas: Halloween

Adoro Halloween, es una de mis fiestas favoritas y cada año compro una calabaza que corto y moldeo con dedicación hasta darle una sonrisa pícara y unos ojos de diablillo, y la coloco en la puerta de mi casa para recordarle a todos los que entran que la noche está llena de misterios y de magia.
Halloween se corresponde con la ancestral fiesta pagana de la víspera de Samhain ("Sowin"), que el catolicismo, cómo no, se encargó de sustituir por el Día de Todos los Santos; la víspera es lo que hoy conocemos como Halloween (All Hallow´s Eve).
El simbolismo pagano se ha camuflado, modificado y mutilado pero sobrevive en la base de esta festividad y subyace el espíritu celta de la natural evolución vital, que llega a su fin en esta fecha. Si Halloween se relaciona con difuntos y mortalidad, Samhain es el indicador de que comienza un nuevo año, un nuevo ciclo, una nueva oportunidad para redimirse, para dejar atrás todo lo viejo y lo gastado y renacer de nuestras míseras cenizas.
La noche nos brinda, pues, la oportunidad de despojarnos de todo lo negativo que hay en nosotros, de desnudar nuestra alma para poder avanzar, para poder averiguar el sentido de nuestra vida, el camino a seguir que nos llevará al destino que anhelamos.
Se dice que en Halloween encendemos una vela dentro de la calabaza para que los difuntos encuentren el camino a casa, como una pequeña luz que guía en procesión sus almas, pero puede que en realidad esa luz represente también un faro para los vivos, una atalaya donde dirigirnos y que nos hace comprender que todo tiene un principio y un final, que nuestro tiempo es limitado y que la vida se nos escurre de nuestras manos a cada segundo que transcurre, con la inexorable sentencia sobre nosotros de que, en cualquier instante, pueden apagar nuestra vela.

martes, 28 de octubre de 2008

De la Vida Misma (I). Desvarío.


Hoy he perdido algo, una ilusión, una pequeña caricia al corazón, lo he perdido por valorarme a mi misma, por ser siempre una superviviente, por estar por encima de las ruinas y la blanda tierra que se desmorona formando sinuosos dibujos bajo mis pies.
Y vi la tierra, cómo se arremolinaba a mi alrededor, cómo intentaba envolverme, engullirme hacia abajo, y no fui capaz de dejarme llevar, de cerrar los ojos y caer, sin saber si al otro lado habría alguien para asirme.
El pánico se apoderó de mí, un miedo cerval que en vez de paralizarme dió alas a mis pies para ponerse a salvo,
para salir del agujero sin fondo que lleva a lo desconocido, y me quedé mirando como caía la arena hacia abajo, absorbiendo la nada en su caída y no pude sino formular la pregunta, la maldita pregunta que inexorablemente cerró el círculo y me dejó fuera, a los pies de un agujero que ya no era tal, sino microscópicos granos de arena barridos por el aire.


viernes, 24 de octubre de 2008

Del frío y crudo Invierno.

Ya ha llegado el frío y nos ha pillado a todos desprevenidos, con la guardia baja y la idea preconcebida de que el invierno no iba a llegar nunca, haciéndose de rogar, hasta hacernos pensar que este otoño no existía y que el verano podía perdurar para siempre. Y ahora llega este frío, tardío y traicionero, desperezándose en la madrugada, avanzando perezosamente hasta mediodía, haciéndonos sentir en los huesos, malacostumbrados a los cálidos rayos de agosto, su frío aliento.
Vienen tiempos de cambio, de vientos revolviendo nuestros cabellos, de nieve cayendo en nuestra nariz y de lluvia en los cristales. Vuelven los guantes, los gorros y bufandas, el crujir de las hojas secas bajo nuestros pies, el batallar con los abrigos, con las miles de capas superpuestas cada vez que entramos en un local, los paraguas húmedos, la calefacción que no calienta después de estar tanto tiempo de vacaciones, el escalofrío del instante en que te levantas de la cama, el azote cortante en tu cara en el momento en que pones el pie en la calle, y el viento helado que se cuela por tu espalda mientras esperas el autobús.
Todo eso es lo que nos tiene preparado el espíritu del invierno, gélido como el cristal, que ya empieza a extender inexorablemente su manto níveo por las zonas más altas y envía sus caballos blancos de hielo a cabalgar sobre vendavales. Pero aunque el viejo invierno parezca violento y hostil, en realidad no es tan malévolo e implacable como parece porque trae entre sus legiones un carro lleno de pequeños regalos: caldeadas tardes saboreando un café, tazas calientes entre las manos, el suave y cálido roce de una bufanda en la cara, el repiqueteo de la lluvia en el cristal de tu ventana, el sedoso tacto de la nieve, las luces con sabor a navidad y la sublime sensación que recorre tu cuerpo al paladear un chocolate caliente mientras te cobijas bajo una manta en buena compañía y te apretujas contra ella con el deseo de apresar su esencia y su calor.
Si, vuelve el invierno con toda su crueldad, una vez más, para hacernos recordar que el mundo es crudo y hostil y la vida una dura batalla, una guerra fría en la que sobrevivir pero en la que siempre podemos encontrar trincheras donde descansar y son esos momentos de paz, esas pequeñas cosas insignificantes que nos hacen inmensamente felices las que hemos de valorar y sostener en la palma de la mano porque ellas serán...nuestras luces en la oscuridad.

jueves, 16 de octubre de 2008

De la Inteligencia y sus efectos.

¿Es la inteligencia un potencial que nos ha ofrecido la evolución para ejercer la supremacía o en realidad es un mecanismo de compensación por nuestra evidente debilidad?
En la historia encontramos ejemplos de personajes geniales, de tremenda inteligencia pero que en su mayoría adolecen de graves carencias emocionales, afectivas o psicológicas, a menudo rodeados de extrañas anécdotas donde hacen gala de un carácter, cuando menos, peculiar.
Siempre pensamos que esas extravagancias, esas personalidades atípicas son resultado de su extrema inteligencia, que es su fabuloso mundo interior el que provoca que vean, sientan y se conduzcan en el mundo de manera singular. Pero, ¿y si fuera al revés? ¿y si esos niños hubieran nacido con una tara, con una carencia mental, una terrible deficiencia a la hora de procesar la realidad que pusiera en peligro su supervivencia, y se les hubiera dotado, en compensación, con una inteligencia superior para que así fueran paliados los efectos de tan tremendo error genético?
Grandes genios de la historia han sido etiquetados de locos y se les ha conocido tanto por sus obras como por sus excentricidades y aunque de ellos se nos haya mostrado una faceta de endiablada genialidad, seres que merecen ser inmortales, exquisitamente inteligentes e interesantes, criaturas excepcionales y atrayentes, si indagamos en su trayectoria personal nos encontramos con almas torturadas, mentes débiles con grandes carencias afectivas, hipersensibles y extremadamente susceptibles. Pequeños niños desamparados con cuerpo de hombre y mente de genio. Atrapados en el terrible horror que es saber con certeza lo que realmente somos.
Deberíamos comprender entonces, que todo carece de relevancia, que no hay planos superiores e inferiores. Intentamos siempre milimetrar las situaciones, evaluar la posición en la que nos encontramos realizando comparaciones: somos mejores que, más que, superiores a...Baremamos todo lo que nos rodea con herramientas erróneas porque si ni siquiera podemos evaluar la inteligencia como una característica positiva per se, si lo que nos hace animales "superiores" es fruto del azar o de un burdo mecanismo compensatorio que evita momentáneamente nuestra extinción, si nuestros pensamientos por muy grandiosos que sean no nos hacen especiales y nuestros avances no nos hacen avanzar, ¿no somos todos entonces seres débiles, animales que tienen como gran defecto la irremediable cualidad de poder pensarse a sí mismos y ser conscientes de lo insoportablemente atrapados que estamos?.
La inteligencia se convierte así en la luz que se vierte sobre la realidad e ilumina los contornos de lo que somos, como un gran zoom objetivo que fija y refleja nuestros defectos y limitaciones.
El poder ver el mundo con demasiada claridad, con inteligente comprensión puede comportar una visión excesivamente negativa, desnaturalizada y terrible, que provoca que nos sintamos increíblemente solos y vacíos y nos preguntemos si realmente es una bendición ser animales inteligentes, porque...¿quién desea, aún con ojos de genio, ver el abismo?.

sábado, 11 de octubre de 2008

De perseguir los sueños

Si tu sueño es hermoso, dale forma,
como esculpe el arroyo la ribera
como el viento que vive y se transforma
y para que todo resulte a tu manera,
redacta para ti mismo tu norma
y convierte tu otoño en primavera.

E. Malinowsky

Todos tenemos sueños, sueños que forjamos en nuestro corazón con la ilusión de un mañana mejor donde sentirnos protagonistas absolutos de nuestro propio mundo, porque alcanzar un sueño es tener en tus manos las riendas de tu vida y poder decir ¡Ahora sí, ahora lo he conseguido!.
Si, todos anhelamos esa sensación de triunfo, de optimismo, de liberación, el alivio del pellizco en el corazón, pero aun así no todos nos atrevemos a poner en marcha nuestros sueños.
Tenemos miedo, un miedo atroz a todo y a nada, a merced de un ente invisible que nos encadena a lo cotidiano, al día a día carente de significado y vacío de expectativas.
Tenemos miedo, un miedo indefinido y absurdo, paralizador, que nos estanca y que volatiliza nuestros sueños dejando sólo la estela de deseos insatisfechos y fútiles, un recuerdo que se yergue en nuestra mente como una bandera, como un madero en el océano al que asirnos en la soledad de la desesperación.
Hay algunos, afortunados ellos, que rompen sus limitaciones y vencen ese miedo, se lanzan a la vida con el fin único de alcanzar sus metas, construir sus castillos en el aire y ser dueños de su propio destino. Todos queremos ser como ellos, triunfadores satisfechos poseedores de virtudes inaccesibles, soberanos de si mismos, de vuelta de todo, con la seguridad del que ya ha llegado y puede volver a llegar.
Pero el camino a recorrer para alcanzar nuestros sueños no es fácil, en realidad es un erial lleno de espinas punzantes y dolorosas, un viaje lleno de decepciones y de incertidumbres. Pero nada de esto es insalvable salvo una cosa: nosotros mismos. Porque nosotros somos el auténtico enemigo de esos sueños, nuestras vidas parecen cómodas tal y como están, nuestras posesiones suficientes y nuestra infelicidad soportable.
¡Qué fácil es soñar! y ¡qué difícil poner en práctica nuestros sueños! ya que siempre parecemos estar ligados a cientos de compromisos, actos y actitudes que atentan contra nuestra libertad primigenia y en los cuales suele siempre haber un componente importante de absurda irrelevancia.
La mayoría de nosotros, pues, está encadenada a pesadas rocas (esas que todos fingimos saber llevar con estoicismo y orgullo) y no parece haber manera humana de librarse de ellas sin hacer saltar todas las alarmas de nuestra mente creando una imagen fija de cientos de cerrojos que cierran todas nuestras puertas (oh, miedo, instalado como un virus en nuestro cerebro).
Pero siempre llega un día, tarde o temprano, que te levantas por la mañana, te miras al espejo y no reconoces lo que ves, no sabes quién es ése que te mira con la mirada vacía, ni porqué tiene esa cara de acabado, de carcomido por la vida, y entonces te das cuenta de que esa máscara impávida es la tuya, que ese ser anodino eres tú, que te has hecho mayor, estás más viejo y más cansado y te preguntas donde está el adolescente que se iba a comer el mundo, lleno de ideas magistrales y sueños de triunfo.
Y en ese momento, justo en ese, te maldices a ti mismo por tu mediocridad y mientras examinas las bolsas que se forman bajo tus ojos, rezas para que no sea demasiado tarde y puedas volver a andar por el camino de baldosas amarillas.

Soñamos días de mañana que nunca llegan
Soñamos una gloria que no deseamos
Soñamos un nuevo día cuando ese día ya ha llegado
Soñamos con una sabiduría que evitamos cada día.
Llamamos con nuestras plegarias a un Salvador
cuando la salvación está en nuestras manos.
Y sin embargo dormimos
Y sin embargo rezamos
Y sin embargo tenemos miedo.

N. H. Kleinbaum
(Deat Poets Society)

jueves, 9 de octubre de 2008

De cine: Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Sitges

Hoy voy a aparcar mis diatribas sobre las influencias que rigen nuestras vidas para hablar sobre un acontecimiento que lleva años influyendo en mi vida de manera rocambolesca, esto es, el Festival de Cine Fantástico de Sitges.

Llevo doce años asistiendo al Festival y he de decir que de una u otra forma siempre ha sido una gran experiencia. No formo parte de la organización ni estoy vinculada a ninguna asociación u organización del mundillo audiovisual, soy sólo una espectadora más, apasionada del cine en general y del terror en particular y en cambio el Festival siempre ha tenido para mi una influencia mágica. A nivel personal me ha pasado de todo, he conocido gente, he reído, he llorado (y mucho además), me han regalado entradas en momentos críticos, he pasado frío y me he calado hasta los huesos en interminables y larguísimas colas, he visto montones de famosos, he sido objeto de miles de casualidades e incluso en una ocasión llegué a descubrir a la luz tenue de una proyección que la persona que me acompañaba no podría ser nunca el hombre de mi vida (¿pero eso existe?).
En definitiva he vivido (y vivo) el Festival con gran intensidad, para mí está lleno de recuerdos inolvidables, de grandes momentos, y evidentemente de fantásticas películas.
Este año he podido disfrutar de Martyrs de Pascal Laugier, un film que se autoafirmaba como la película más brutal de la edición, cargada con balas de desgarradora violencia, con imágenes duras de digerir, pero a mi parecer, inteligentes y paradójicamente bellas. El Festival además se ha encargado de rendirle homenaje revistiéndola de un halo de intriga y morbosidad, colocando una ambulancia en la puerta del recinto abduciendo los posibles riesgos de la visualización del film, una campaña de marketing bien pensada que le da un tono teatral muy afín al formato original de perturbada diversión que seguía hace unos años el Festival. Lo mejor del film para mi, el fondo negro final a modo de epílogo donde podemos ver el significado etimológico de la palabra Martyrs, y que redondea magistralmente toda la trama.
En suma, disfrutar de Sitges siempre es interesante y placentero pero si además tiene lugar el Festival la experiencia puede llegar a ser fascinante y cautivadora. Id, disfrutad de la experiencia y dejaros arrastrar por la magia...(creed, creed, malditos!).

lunes, 29 de septiembre de 2008

De cómo nos influyen los demás

"Despertar en la otra persona un intenso deseo. Quien puede hacerlo tiene el mundo entero consigo. Quien no puede, marcha solo por el camino"


Hoy me gustaría hablar de un libro que leí tiempo atrás y que siempre he recordado con cariño porque supone un compendio de sabiduría sobre la influencia y la manera de tratar a los demás. Se trata de "Cómo ganar amigos e influir sobre las personas" de Dale Carnegie. Muchas personas opinarán que es un libro de autoayuda más, la típica psicología barata, obsoleta y estulta. Puede que no les falte razón, pues esta obra tiene más de treinta años y si lo leemos con atención, observaremos que ninguna de las estrategias ni ninguno de los postulados nos es desconocido. Todo el mundo sabe que una sonrisa puede abrirnos muchas puertas, que los humanos somos sensibles a la adulación y que nuestro nombre nos parece el sonido más dulce e importante. Es obvio, es sencillo y evidente, y aún así muchas veces olvidamos cómo comportarnos con los demás.
Este libro propone relacionarse desde el respeto y el interés genuino por el otro, algo que siempre parecemos despreciar cuando interaccionamos, entendiendo además que la influencia que se suscite en el proceso sea en bien de los intereses de ambas partes. Esta última idea puede parecer muy ingenua, dados los tiempos que corren, pues entraríamos a valorar la forma en que estos intereses se manifiestan, su magnitud, el perjuicio que ocasionan e incluso el conflicto que pueden generar, aún así, subyace la idea de que la convivencia entre intereses es factible, que depende por entero de las estrategias que escojamos y de lo que estemos dispuestos a dar al otro.
Uno de los capítulos que me parece más significativo es el dedicado a las discusiones, donde el autor establece que es imposible ganar una discusión, incluso a pesar de que el razonamiento que esgrimamos esté basado en algún método infalible y demostrable, ya que una discusión si se pierde, está perdida, pero si se gana también se pierde. ¿Por qué? porque el romper los argumentos del otro provoca un sentimiento de inferioridad en algún grado, heriremos su orgullo y nos dará la razón contra su voluntad. "Un hombre convencido contra su voluntad sigue siendo de la misma razón". Es un triunfo vacío, carente de significado.
El autor ejemplariza el texto con el siguiente epitafio:

"Yacen aquí los despojos de un pobre viajero.
Murió defendiendo su derecho de paso:
Razón le sobraba, estaba en lo cierto.
Más tan muerto está como si hubiera errado.

El libro propone que las diferencias de opinión solo se vencen gracias al tacto, la diplomacia, la conciliación y un sincero deseo de apreciar el punto de vista de los demás, teniendo en cuenta además que lo que llamamos razonamiento consiste siempre en encontrar argumentos para seguir creyendo lo que ya creemos.

Como he dicho, el autor no nos descubre nada nuevo, nada que no podamos dilucidar por nosotros mismos, pero siempre he sido de la opinión que nunca nos viene mal reevaluar todas nuestras formas de conducta, para descubrir en qué nos estamos equivocando, averiguar por qué a veces nuestra vida cotidiana se vuelve tan complicada, por qué las piezas no encajan y el mundo no nos comprende.

jueves, 18 de septiembre de 2008

De cómo nos influye lo que leemos.


En anteriores posts he hecho hincapié en la influencia que tiene la palabra (oral y escrita) en nosotros, y el papel fundamental que tiene para suscitar emociones.
A priori, podríamos postular que en la transmisión oral este efecto podría acontencer con mayor intensidad, debido a que en la oralidad el mensaje se ve influenciado por el emisor al potenciar las emociones suscitadas, la función comunicativa tiene una dirección mucho más definida (esto es, nosotros, yo, a mi), es inmediata y no requiere ningún medio específico para desarrollarse. Entonces, ¿por qué algunas lecturas nos provocan mayores emociones que muchas conversaciones, haciéndonos experimentar sentimientos insospechados, revelándonos, incluso, facetas de nuestro carácter que desconocíamos?

¿Puede un libro cambiarnos la vida?

Aquellos escépticos que duden que un texto pueda suscitarle emociones inesperadas, porque no hayan tenido nunca el placer de experimentarlo, sugiero que lean la siguiente poesía. Es una poesía poco convencional,no habla del amor romántico, ni de qué bellos son los pájaros, no compara la caída de una hoja con el fru-fru de la falda de una mujer, ni añora tierras nostálgicas de la niñez en la hora próxima a la muerte. No. No hay nada de hermoso ni de poético en ella, pero ejemplifica muy bien como funcionan los engranajes de un corazón oscuro, pues el mundo no se compone sólo de buenos sentimientos, sino que está repleto de malas intenciones.
Nos ofrece una visión en la que el ser humano, lleno de defectos, es destructivo para los otros de una manera irremediable, mostrándonos ese fondo negro y sucio que somos en una sucesión de miserias en las que el autor se recrea con la alegría de un chiquillo.
Puede que después de leerla les disguste, les horrorice, quizás incluso...la odien...pero puede (si, puede) que a lo mejor les interese. Espero, en todo caso, que no les deje indiferentes.

Juan Rico y Amat escribió esto (aunque también se le atribuyó su autoría a Espronceda) hace dos siglos...no parece que el mundo haya cambiado mucho...aunque eso sí, puede que ahora revistamos mejor nuestros instintos con una artificiosa capa de civilización.
.
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La Desesperación
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Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar;
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas,
la tierra iluminar.

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepultero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.

Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.

Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer;
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento,
me agrada mucho ver.

La llama de un incendio
que corra devorando
y muertos apilando
quisiera yo encender;
tostarse allí un anciano,
volverse todo tea,
oír como vocea,
¡Qué gusto!, ¡qué placer!

Me gusta una campiña
de nieve tapizada,
de flores despojada,
sin fruto, sin verdor,
ni pájaros que canten,
ni sol haya que alumbre
y sólo se vislumbre
la muerte en derredor.

Allá, en sombrío monte,
solar desmantelado,
me place en sumo grado,
la luna al reflejar,
moverse las veletas
con áspero chirrido
igual al alarido
que anuncia el expirar.

Me gusta que al Averno
lleven a los mortales
y allí todos los males
les hagan padecer;
les abran las entrañas,
les rasguen los tendones,
rompan los corazones
sin de ayes caso hacer.

Insólita avenida
que inunda fértil vega,
de cumbre en cumbre llega,
y arrasa por doquier;
se lleva los ganados
y las vidas sin pausa,
y estragos miles causa,
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
entorno de las bellas
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar.

Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando el corazón;
oír luego los brindis
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión.

Me alegra oír a uno
pedir a voces vino,
mientras que su vecino
se cae en un rincón;
y que otros ya borrachos,
en trino desusado;
cantan al dios vendado
impúdica canción.

Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos,
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello...
¡Qué gozo! ¡Qué ilusión!

martes, 16 de septiembre de 2008

De porqué los Nombres tienen importancia.


-¿Te llamas?
-Kimihiro Watanuki
-Que se escribe igual que "1 de Abril" en caracteres chinos...¿Cuando es tu cumpleaños?
-Pues...el 1 de Abril.
-¿Siempre les das estos datos a los desconocidos así como así?
-¡Pero si me lo ha pedido usted!
-Si le dices a alguien tu nombre, puede controlar tu alma. Si le dices el día en que naciste, puede controlar tu vida y tu destino.

XXXHOLIC

Mi nombre. Tu nombre. Su nombre. ¿Realmente tienen importancia? ¿Es nuestro nombre una casualidad aleatoria, un producto de la ruleta rusa que es este mundo, o es una marca que nos define y condiciona, como un estigma en nuestra frente?
En este último caso podríamos preguntarnos entonces, ¿mi vida sería diferente con otro nombre?, o lo que es más importante y aterrador, con otro nombre ¿sería yo alguien diferente, una persona nueva?
En este mundo abigarrado de nomenclaturas, de denominaciones donde conceptualizamos cada uno de los procesos que existen a nuestro alrededor, donde damos nombre a todas las ideas, sentimientos, sensaciones y realidades que conocemos, creando trampolines que nos permitan movernos en nuestros estrambóticos razonamientos, podríamos existir como entes si no tuviéramos un nombre que nos definiera? ¿O dejaríamos de existir en la mente de los demás (y por tanto dejaríamos de existir en la realidad que conocemos) al no tener éstos una referencia sobre nosotros, un parámetro de ubicación al que recurrir para situarnos? ¿Nos convertiría eso en una sombra, en algo que "no es"? ¿es nuestro nombre una cadena a la realidad?

Nuestro nombre nos define en el imaginario de los otros, nos permite la entrada al universo particular de los demás, nos da un rol, nos caracteriza, nos ubica y nos condiciona, al condicionar a los demás en la forma que tienen para relacionarse con nosotros; curiosamente no es lo mismo llamarse Juan que Demetrio, ni el nombre de María provoca a todos la misma impresión (aquí podríamos entrar en argumentos teológicos, pero de momento, no lo haremos).
Para mayor complejidad diré que ya no sólo nos condiciona nuestro nombre, este es, el que tuvieron a bien ponernos nuestros cándidos padres, los cuales tuvieron la genial ocurrencia de etiquetarnos a partir de un "me sonaba bien", "era el más bonito" o "mi padre (madre, tío, abuelo,etc, poner el que corresponda) se llamaba así", sino también aquellos diminutivos, apodos o nombres cariñosos que por circunstancias de la vida se van pegando a nosotros como una babosa.
Mención aparte merecen los pronombres posesivos con los que los demás nos designan, pues no solo somos X, somos "su hijo", "su hermano", "su amiga", "su amor. Mio, Tuyo, Nuestro... Ya lo decía el Principito, cuando una flor pasó a ser Su Rosa, y era única entre cinco mil:


El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
-No son nada, ni en nada se parecen a Mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que Mi rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es Mi rosa, en fin.


Nos definimos a través de los demás pues a pesar de que somos nosotros los que tenemos un nombre son los otros los que lo usan, le dan significado, lo promueven o lo corrompen, lo utilizan o lo olvidan. "Somos" porque somos para alguien, que nos llama por nuestro nombre.

jueves, 11 de septiembre de 2008

De porqué leer forma parte de mi.


Leer, leer, leer,....vivir la vida que otros soñaron...

Para poder hablar del efecto que las palabras producen, antes voy a hablar de mi pasión por leer. Pasión si, devoción incluso, porque leer es abrir los ojos al mundo, dejar que la mente fluya por caminos insospechados, entregándote a la percepción que los otros tienen de la vida.
Los libros han tenido en mi vida un papel muy importante, he adorado cada uno de los libros que he leído, he admirado argumentos y personajes, me he extasiado en la contemplación mental de mundos forjados por desconocidos, he interiorizado palabras, opiniones e ideas que han trastocado mi alma y, por consiguiente, mi vida. Porque todo aquello que leemos modifica, en mayor o menos grado nuestra existencia, nos condiciona y nos moldea.
En toda lectura hay un componente de, digamos, buena voluntad por nuestra parte, con una teórica inocencia (luego ahondaremos en esto), una aceptación, muchas veces inconsciente, de sumergirnos en océanos ajenos, bucear en otra visión, otra realidad, otra forma de conocimiento, sin percibir que con este acto pequeñas ideas se van colando en nuestro pensamiento, reconstruyendo nuestras bases de todo lo que conocemos y abarcamos. Pero como se lleva a cabo este proceso en nuestra estructura neuronal?
Evidentemente no todas las lecturas son igual de provechosas ni modificantes, tampoco podemos afirmar que la complejidad de lo leído provoquen forzosamente una permutación considerable en nuestro sentir a la par que para cada persona el proceso intrínseco es distinto y singular.
El hecho de leer textos eruditos no nos asegura grandes cambios en nuestra conciencia ideológica, y a veces un simple enunciado en un periódico local, puede transformar nuestra realidad pensante hasta límites insospechados.
Si ni la cantidad ni la calidad de lo leído son determinantes para la interiorización de las ideas que leemos, si cada mente codifica los mensajes que percibe de forma propia e intransferible, cómo podemos predecir entonces nuestra capacidad de apreciación ante una lectura determinada?
¿Son nuestros gustos producto de nuestra idiosincrasia, o es esta misma idiosincrasia la que modificada (y manipulada) por lecturas pasadas se mueve como un esclavo ciego impulsada por complejos (y astutos) impulsos de la conciencia para la obtención de saberes compatibles con su ser?

En conclusión,¿elegimos libremente nuestras lecturas?

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Cazando Sirenas: De cómo yo llegué aquí

Aquí comienza este blog, que como casi todos los blogs responde al deseo ególatra de dejar que nuestra voz se oiga más allá de nuestro limitado círculo social, sin importar mucho el hecho de que la mayoría de nosotros en realidad no merezcamos tal honor.
En mi caso, me he decidido, por fin, a dar este paso mediático a razón de que un Amigo últimamente me ha hecho observar, supongo que sin pretenderlo, la importancia que tienen las palabras. Las palabras; tanto las que se dicen (o escriben) como las que no, nos coartan, nos manipulan, nos controlan; nos hacen pensar, sentir, desear, nos accionan, nos detienen, nos llenan y nos vacían. Plantean, cimientan, construyen, obstaculizan, diluyen, destruyen, enseñan e influyen. En resumen generan.
Estamos al servicio de las palabras, pues son ellas las que dan forma a las ideas y aún así es la palabra la que gobierna, la que genera el movimiento, pues una idea sublime expresada sin las palabras adecuadas no vale nada, y al contrario, ideas precarias han sido (y son) consideradas brillantes simplemente por la forma en que se expresaron.
En suma, cambiamos nuestra percepción del mundo a través de la palabra, convirtiendo a ésta en una unidad viva, peligrosa y....decisiva.
¿Por qué Cazando Sirenas? Pues porque las palabras (y las ideas que subyacen) son en realidad como sirenas, entidades que no existen pero que están, producto de nuestra mente arbitraria y subjetiva, imaginativa, irracional y evolutiva. Seres fabulosos a la par que peligrosos, que nos hacen caer en sus redes cuando la melodía que cantan toca nuestra alma. Así son las Sirenas, así son las Palabras.

Dejándome ya de tanta retórica, vuelvo a una vertiente más prosaica y debido a que este blog también responde a mi necesidad egótica de exponer mis pensamientos (y mis palabras) al mundo virtual, por muy anodinos que estos puedan resultar, aprovecharé esta primera entrada para incluir aquí una poesía surgida de mi mente más romántica cuyo título coincide con el nombre de este blog. Prometo eso sí, no extenderme mucho con este tipo de manifestaciones pueriles y ególatras ya que ni soy ninguna poetisa en ciernes, ni pretendo convertir este blog en un cuaderno poético lleno de cursis metáforas sobre la vida y el amor. Pero por esta vez me permito la licencia (más por la gracia de verla escrita que por otra cosa) y en las próximas entradas ya intentaré ser, sino científica, más analítica en mis apreciaciones.

Pues ahí va:

El mar tiene la forma de una sirena
cuando la miro desde esta playa.
El mar tiene la forma de tu cara
cuando no lo miro demasiado,
cuando se me llenan los ojos de sal
y el corazón me pesa por la arena.

Ya no oigo tu voz susurrando entre las dunas
ni escucho la canción de tu esperanza.
Ya no siento el sonido de tu alegría
ni el clamor de tu alma cuando estabas cerca.
Ya solo queda el paisaje de tu melancolía
y en el corazón de esta playa
la pena eterna.

Me llena tu recuerdo y me vacía tu marcha
me surcan tus olas y me arrastra tu mar.
Pero el sol está ahora,
demasiado alto
y yo sé que no puedo estar contigo.

Una hora habrá
para el reencuentro;
Podría ser hoy, podría ser mañana,
está bajando el sol y subiendo la marea.
No sufras amor,
yo espero aquí en la arena
que en lo más profundo de este mar
te encuentras tú,
cazando sirenas.