miércoles, 28 de enero de 2009

De una Cierta Tristeza.

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

Federico García Lorca
.

Hay días en los que sientes cierta tristeza, un vacío existencial que invade tu cuerpo aprisionando tu alma. Y te sientes esclavo de ti mismo, sujeto al suelo por pesadas cadenas, náufrago absoluto de tu propia vida. Una niebla densa se propaga por tu mente, amargura condensada que se derrama invisible por tus pensamientos, y oyes los ecos de tu corazón que agoniza al compás de un tiempo dilatado, ralentizado minuto que lo engulle todo y que te deja a oscuras, en la negra soledad de la desesperanza.
Una cierta tristeza. Una pequeña muerte. El trís del corazón que se rompe. La aguja que cae. El minutero que se para. El instante. La caída de tu alma suspendida en el abismo. La herida y el alfiler. La nota sostenida. El limbo virtual que empaña tus sentidos. Y la soledad. La soledad que te mata, que te muerde, que tira de ti y te espolea, que te cansa y que te arrastra y a la que vences cada día, a cada hora, a cada instante. La que espera paciente en las horas tristes delante de tu puerta en ruinas, de tu mundo a pedazos, dispuesta a comerte el corazón. Extraña familiaridad que acompaña a la tristeza y que deposita sobre tus hombros todas las miserias de este mundo.
Pero todo es una ilusión, un desvarío, una bajada a los infiernos para comprender que la vida es mutable, que no hay que dar nada por cierto, que todo cambia y se transforma, que vivir, a veces, es morir por dentro y que la felicidad es solo una sombra que vamos persiguiendo.

jueves, 22 de enero de 2009

De las Casualidades.

Voltaire dijo:
"Las casualidades no son sino la causa ignorada
de un efecto desconocido".
Con esta frase pretendía desmitificar el lado mágico que otorgamos a las casualidades, reduciéndolas a simples hechos que no conocemos. Pero he ahí el misterio, la maravilla, pues la atracción a lo desconocido es irresistible.
Las casualidades nos fascinan, nos extrañan, activan una parte de nuestro cerebro que nos hace estar alerta e incluso nos llevan a hacer elucubraciones sobre el significado de tan extraordinaria duplicidad de acontecimientos.
¿Qué tienen las casualidades para generar semejantes razonamientos en nuestro cerebro? ¿Por qué despiertan nuestros instintos? ¿Son sólo hechos irrelevantes o pueden marcar un punto de inflexión en nuestras vidas? ¿marcan las coincidencias nuestro rumbo?
Las casualidades, sin embargo, tienen un gran peso en nuestra socialización. Nos dejamos arrastrar por ellas sintiéndonos atraídos por aquellas personas que coinciden con nosotros, estableciendo compatibilidades que aumentan a medida que crece el número de coincidencias en la relación. Buscamos la duplicación en todas sus formas y en nuestras relaciones interpersonales tendemos a establecer afinidades según nuestras semejanzas.
Las casualidades despiertan pues, en nosotros, un sentimiento especial que nos pone en guardia, haciéndonos pensar que un acontecimiento insólito, casi mágico, podría estar a punto de entrar en nuestras vidas.
¿Pueden las casualidades modificar nuestros sentimientos? ¿Pueden acercarnos al otro? ¿Pueden hacernos sentir que la persona con la que tanto coincidimos es la que hemos estado buscando toda la vida?
Las casualidades son entonces maravillosas, pues nos incitan a la curiosidad, al interés, empujándonos a descubrir aspectos de los demás que no solemos preguntar, y ante el asombro de la coincidencia solo nos queda rendirnos a la evidencia de que otros también transitan por nuestro camino. Es entonces cuando vemos una señal, un indicio de que podemos vernos reflejados en los ojos del otro, sentirnos comprendidos y discernir que por suerte no estamos solos, que no somos tan extraños y que corre alguien más por este mundo que comparte nuestro destino.

sábado, 10 de enero de 2009

Del Aprendizaje y sus defectos.

Para poder aprender, lo fundamental, aunque así lo parezca, no son las ganas de adquirir nuevos conocimientos, pues a pesar de que sin ellas no comenzaríamos nada, tampoco nos aseguran que el tenerlas vaya a garantizar el aprendizaje.
Lo importante a la hora de aprender es tener una mente abierta ante los nuevos conocimientos. Abandonar los prejuicios no es tarea fácil, pero para aprender hay que estar dispuesto a asumir que puede que nos rompan los esquemas o revolucionen nuestro mundo.
El ser humano en general aborrece el cambio. De naturaleza conservador necesita unos valores a los que aferrarse que permanezcan inmutables en el tiempo. Esto aún se hace más patente con razonamientos cognitivos, pues nos anclamos a estructuras de pensamiento obsoletas con tal de no ver nuestro mundo de ideas expuesto a modificaciones que lo reinventen. Refiriéndose a esta invariabilidad James Harvey Robinson dijo con mucho acierto: "la mayor parte de lo que llamamos razonamiento consiste en encontrar argumentos para seguir creyendo lo que ya creemos".
Por eso, cuando nos enfrentamos ante un conocimiento nuevo lo hacemos mayoritariamente de una manera errónea, pues llevamos con nosotros prejuicios, ideas preconcebidas, expectativas y falsas creencias que obstaculizan, impiden, cohartan o distorsionan el aprendizaje objetivo.
Las ganas de aprender, por lo tanto, ya que han sido generadas por nuestras expectativas, igual que pueden ser el impulso que promueva y posibilite la acción, starter ocasional, también influyen, como pensamiento subjetivo que son, a contaminar los nuevos conocimientos.
Aprender objetivamente, interiorizar conocimientos sin alterarlos es prácticamente una utopía. Aun así, el tener una mente abierta, minimizar los prejuicios, estar dispuesto a abandonar viejas premisas, construir y reconstruir los pensamientos incansablemente y diversificar los temas a aprender con el fin de obtener un saber general libre de contradicciones o vacíos cognitivos es la mejor forma de obtener conocimientos.

viernes, 9 de enero de 2009

De la Vida Misma (III): Una Pequeña Maravilla.


Es curioso como nos lleva la vida hacia lo imprevisto, como nos hace recorrer lugares que nunca pensaríamos….la vida no está llena de grandes momentos como nos hacen creer…porque los grandes momentos no existen, nadie tiene tanta suerte condensada en un instante. En realidad, la vida está llena de pequeñas alegrías, pequeñas, muy pequeñas, diminutas. Delicadas flores de cristal pulido que si las miras demasiado, si las deseas demasiado, se deshacen como la nieve. Y eso, es lo que las hace tan especiales, porque lo inesperado es lo que cambia nuestras vidas.