jueves, 22 de enero de 2009

De las Casualidades.

Voltaire dijo:
"Las casualidades no son sino la causa ignorada
de un efecto desconocido".
Con esta frase pretendía desmitificar el lado mágico que otorgamos a las casualidades, reduciéndolas a simples hechos que no conocemos. Pero he ahí el misterio, la maravilla, pues la atracción a lo desconocido es irresistible.
Las casualidades nos fascinan, nos extrañan, activan una parte de nuestro cerebro que nos hace estar alerta e incluso nos llevan a hacer elucubraciones sobre el significado de tan extraordinaria duplicidad de acontecimientos.
¿Qué tienen las casualidades para generar semejantes razonamientos en nuestro cerebro? ¿Por qué despiertan nuestros instintos? ¿Son sólo hechos irrelevantes o pueden marcar un punto de inflexión en nuestras vidas? ¿marcan las coincidencias nuestro rumbo?
Las casualidades, sin embargo, tienen un gran peso en nuestra socialización. Nos dejamos arrastrar por ellas sintiéndonos atraídos por aquellas personas que coinciden con nosotros, estableciendo compatibilidades que aumentan a medida que crece el número de coincidencias en la relación. Buscamos la duplicación en todas sus formas y en nuestras relaciones interpersonales tendemos a establecer afinidades según nuestras semejanzas.
Las casualidades despiertan pues, en nosotros, un sentimiento especial que nos pone en guardia, haciéndonos pensar que un acontecimiento insólito, casi mágico, podría estar a punto de entrar en nuestras vidas.
¿Pueden las casualidades modificar nuestros sentimientos? ¿Pueden acercarnos al otro? ¿Pueden hacernos sentir que la persona con la que tanto coincidimos es la que hemos estado buscando toda la vida?
Las casualidades son entonces maravillosas, pues nos incitan a la curiosidad, al interés, empujándonos a descubrir aspectos de los demás que no solemos preguntar, y ante el asombro de la coincidencia solo nos queda rendirnos a la evidencia de que otros también transitan por nuestro camino. Es entonces cuando vemos una señal, un indicio de que podemos vernos reflejados en los ojos del otro, sentirnos comprendidos y discernir que por suerte no estamos solos, que no somos tan extraños y que corre alguien más por este mundo que comparte nuestro destino.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estupendo post de las casualidades-coincidencias.
Me encantó. Un beso.

Miganel dijo...

Muy elaborado y precioso texto!!!!

A decir verdad, no creo en la suerte, ni en las casualidades. Siempre hay una compleja fórmula matemática que podría descifrar sus secretos más íntimos. Ahora, sería casualidad que esa fórmula la descubrieran hoy!!!!

Ja ja ja! Besos!

Anónimo dijo...

una maravilla encontrar inteligencia en las palabras, belleza en los gestos y colores.
Siempre crei en causalidad y casualidad y casi siempre me dejo llevar, Una sorpresa encontrar ste blog. Gracias